El ecofeminismo puede ser una de las ramas menos conocidas del feminismo. En palabras de Alicia Puleo, el ecofeminismo es “una teoría y un movimiento social que sostiene la existencia de vínculos profundos entre la subordinación de las mujeres y la explotación destructiva de la naturaleza, con el objetivo de alcanzar la justicia para las mujeres y transformar la relación humana con los demás seres vivos y los ecosistemas”.

Este movimiento quiere hacer patente que la relación jerárquica de dominación-subordinación no sólo se produce entre hombres y mujeres, sino también con lo considerado “masculino” o “femenino”.

Se asocia lo masculino a lo “productivo”, a aquellas cosas que tienen un valor económico, mientras que lo femenino se ha asociado más a la naturaleza, a aspectos a los que socialmente no se les asigna un valor, ya que no genera “riqueza”.

Esta concepción que reduce el valor de algo al mero valor monetario hacen que se confunda el progreso o el bienestar social con la cantidad de actividad económica, ignorando los costes que tienen sobre la naturaleza.

El ecofeminismo pretende poner el valor en la vida, en los cuidados, en construir sin dañar ni perjudicar la naturaleza, aquello que legamos a las futuras generaciones. En este artículo vamos a dar ejemplos de mujeres que han reivindicado la importancia de los cuidados al planeta.

Wangari Maathai: Premio Nobel de la Paz, activista ecologista y política.

El referente más importante del ecofeminismo es Wangari Maathai, también conocida como “La Mujer Árbol”, que fue la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2004 por sus aportaciones al desarrollo sostenible, la democracia y la paz.

Esta activista fundó, en 1977, el movimiento “Cinturón Verde de Kenia”. El movimiento pretendía combatir la desertificación y deforestación de esta zona, proporcionando a su ver alimento a las comunidades próximas. Este grupo replantó más de 30 millones de árboles, reduciendo así la erosión de la tierra y mejorando las condiciones de las mujeres, que principalmente eran quienes lo llevaban a cabo.

Wangari no sólo denunció la relación entre las condiciones medioambientales y la calidad de vida de las mujeres, sino también aspectos de racialidad y pobreza, que interseccionaban en este sentido.

Petra Kelly: fundadora de Los Verdes de Alemania

Petra Kelly fue activista política en favor del pacifismo y las energías renovables. Fue una de las principales representantes y fundadoras del partido Los Verdes de Alemania. En 1982 recibe el Premio Novel Alternativo por sus contribuciones en el mundo de la política.

Los valores Los Verdes trabajaban, por supuesto, el ecologismo, pero también la evitación de la violencia, el feminismo y la justicia social. La misma Petra Kelly destaca la importancia de los valores femeninos, como el cuidado o la ternura, tanto en la relación entre personas como con la naturaleza, y nos advierte de la importancia de tratar de dar solo valor a aquello que se considera más masculino:

“Estamos tan condicionadas por los valores masculinos que hemos cometido el error de emularlos al precio de nuestro propio feminismo”.

Val Plumwood: filósofa y ecologísta

A esta autora ecofeminista australiana se la conoce por su trabajo sobre como los humanos nos hemos considerado el centro del universo, tratando de alejarnos lo máximo posible de nuestra vinculación con la naturaleza.

Como filósofa, nos habla del dualismo entre racionalidad y naturaleza y lo asimila al dualismo que existe entre hombres y mujeres o entre las sociedades coloniales y los pueblos indígenas.

En su libro “El feminismo y el dominio de la naturaleza” nos habla de la importancia de generar un capitalismo natural, que favorezca un uso responsable y eficiente de la energía y los recursos, y que evite la degradación de los sistemas naturales. Hace hincapié en la necesidad de replantear las relaciones humanas con la naturaleza para incorporar otros valores, tradicionalmente más asignados a las mujeres, que favorezcan el cuidado del planeta y de otros seres vivos.

Vandana Shiva: fundadora de Navdanya

Vandana Shiva, estudió física y se graduó en ciencias. En 1982 creó la Fundación para la Investigación Científica, Tecnológica y Ecológica, entre cuyos programas destaca Navdanya. Este programa ha sido creado para apoyar la agricultura local, proteger la biodiversidad y evitar fertilizantes químicos y pesticidas, que afectan especialmente a las mujeres por su mayor capacidad de acumular biotoxinas, y también porque son las que más se dedican a la agricultura.

En 1973 participó en el movimiento Chipko para evitar la tala de bosques en el Himalaya a través de la resistencia no violenta (las participantes se encadenaban a los árboles para evitar que los talaran). En 1993 ganó el Premio Nobel Alternativo por sus aportaciones a la agricultura local y al sustento de la comunidad agrícola.

Esta autora nos explica que para ella el ecofeminismo “es poner la vida en el centro de la organización social, política y económica”.